¿POR QUÉ NO ADELGAZO?
A menudo me encuentro en la consulta
con gente que, a pesar de que lo lleva intentando bastante tiempo, no consiguen
adelgazar. Muchas personas comentan; “Antes me cuidaba un poco y adelgazaba y
ahora no hay manera” Son muchas las variables que pueden estar impidiéndote
cumplir tu objetivo, pero existen tres pilares que afectan considerablemente.
1.
Las dietas tradicionales no funcionan. Hacer muchas dietas puede ser el motivo por
el que no adelgaces. La restricción y la rigidez suelen ser la base de este
tipo de dietas. Un modo de proceder donde únicamente tiene cabida el control o
fuerza de voluntad. Pero ni el control, ni la fuerza de voluntad duran para
siempre. ES UN COMBUSTIBLE QUE SE AGOTA. Lo cual nos acaba llevando irremediablemente
al punto de partida. Volvemos a los hábitos de antes y cogemos los kilos que
habíamos perdido o incluso más.
Metabólicamente hablando también pasa factura,
tras perder mucho peso en poco tiempo y volver a los hábitos de antes se
comienza a ganar grasa. Gran parte de la masa muscular perdida se gana en forma
de grasa. Y, a su vez, el metabolismo se hace cada vez más lento.
2.
Confusión alrededor de los que es sano y lo
que no. Todo lo que tiene que ver con
alimentación es un campo PLAGADO DE MITOS que, por supuesto, no son reales. Esto
hace que muchas personas tomen decisiones desacertadas a la hora de intentar
bajar de peso. Por ejemplo; “No comer plátanos, pero si galletas”. “Cenar poco,
pero haber estado toda la tarde picando”.
Aunque cueste creerlo, tal vez porque siempre
nos han vendido otra cosa, para adelgazar sobre todo hay que comenzar, poco a
poco, a DEJAR DE COMER PEOR. Para lo cual es preciso conocer, antes que nada,
algunos de los alimentos que más predisponen a comer mal o adquirir malos
hábitos. Pueden resumirse en la palabra BABEL.
-
B;
bollería, galletas, etc.
-
A;
aperitivos y bolsas (patatas fritas, chucherías, etc.)
-
B;
bebidas azucaradas (refrescos con gas o sin gas, zumos, batidos, etc.)
-
E;
embutido y carnes procesadas.
-
L;
lácteos azucarados (natillas, copas chocolate, yogures sabores, helados, etc.)
Por
supuesto, en adultos, también deberíamos incluir el alcohol.
Llegados
a este punto debo pedir que nadie se alarme. Se trata de un proceso gradual en
el que cada uno debe decidir su ritmo y para nada comenzar a prohibirse todo
desde el primer día.
3.
Comer emocionalmente. Está claro que todos comemos de forma
emocional. A todos, además de saciar nuestro apetitito, nos gusta disfrutar y
sentir placer a la hora de comerlo. Pero hay veces que esta forma de comer se
repite muy a menudo. Comer de una forma emocional comienza a usarse como una
herramienta para desconectar de momentos difíciles o como una manera de
encontrar el placer o la alegría que no encuentras en otros aspectos de tu vida.
Comienza a sentirse como algo incontrolable y habitual.
Así nace un tipo de conducta que se convierte,
sin quererlo, en un impedimento brutal a la hora de perder peso. Por supuesto,
esto debe trabajarse. Difícilmente conseguirás bajar, si esto no se toca. ES
COMO LA MALA HIERBA, SI NO LA TRATAMOS DESDE LA RAIZ, ESTA VOLVERÁ A FLORECER. Algunas
de las características que cumple este hambre más emocional son;
-
TE APECETE ALGO
EN CONCRETO.
-
QUIERES COMERTELO
YA.
-
DESPUES DE
COMERTELO TE SIENTES CULPABLE.
-
SIGUES COMIENDO AUN ESTANDO SATISFECHO.
¿Te has sentido identificado con alguna de
estas cosas?
Asegúrate de
acudir a un Dietista-nutricionista cualificado
que estudie tu caso individualmente. Y valore, si fuera necesario, el trabajo
interdisciplinar con Psicólogos especializados que tienen una labor ineludible
sobre algunos de los puntos mencionados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario